Un racó en el que es permet somiar. Tanca els ulls i estén les ales...

dijous, 9 de novembre del 2017

Algo muere en mí

Algo muere en mí
a diario.
Y es secundario, pero
nace otro día y
muero otra vez.
La perplejidad
no radica en la muerte
pues es una suerte
renacer en mi ser
u otro; no sé, pero
algo muere en mí
cada día.
Y siendo la misma,
soy otra distinta.
El paradigma del cambio:
estigma y
ofrenda,
exhalación
e inspiración,
transición
y cierre.
He dicho o dijo ella, pues
ya no soy quien dijo que
algo muere en mí
a diario,
ahora,
ayer.

diumenge, 24 de setembre del 2017

Me preocupa echarnos de menos cuando estemos muertos

Me preocupa echarnos de menos cuando estemos muertos.
Pues se dice, se cuenta, que no hay dos desconocidos iguales; pero los conocidos como nosotros son casi exactos. Y me matarías si supieras que he podido decir tal cosa; a que somos conocidos, me refiero. Aunque no te interesaría matarme, porque te preocupa tanto como a mí, echarme de menos cuando desaparezca.
Pero preocuparse por echarse de menos estando muertos, ¿no te parece el súmmum del cariño? Podríamos llamarlo amor, porque seguramente sea su nombre, pero el cariño me parece más tierno e imperecedero. Que paradoja, ¿no es cierto? 
La muerte y lo imperecedero:
amor caduco en vida,
y cariño en muerte, eterno.
Porque si la vida es sueño,
sueño cada día en
una muerte dulce,
una dulce muerte
echando de menos
tu voz y tu aliento,
tus defectos y talentos
y la luz de tu risa que ilumina mi vida en todo momento.
Porque ahora mismo no hay nada que me importe ni que me preocupe más. Nada más que…
echarnos de menos cuando estemos muertos.

divendres, 18 d’agost del 2017

No todo es blanco o negro

No todo es blanco o negro. Hay tantas tonalidades de gris en las que perderse...

Ya no recuerdo el blanco que envolvió mi más tierna infancia, seguramente en sábanas de algodón de un blanco nuclear deslumbrante con algún adorno, puede que un oso o una nube o tal vez mil estrellas. Y el negro lo deseché hace años por decadente, y por más que me fascinen las rosas negras.

Pero con ese gris intermedio que pinta todos los adoquines de mi mundo grisáceo puedo hacer tantas cosas... Sentir escalofríos al tocar el gris metal de una llave. Soplar la ceniza de las brasas creando nubes de polvo hasta estornudar. Bailar un tango con la lluvia que moja el cielo gris de una gran tormenta. Juguetear con la ceniza del cigarro para crear un corazón perfecto, que si se rompe no duele. Peinar cada mechón de una anciana que me cuenta bonitas historias hasta dormirme en su suave almohada de pelo. O perseguir mi sombra traviesa hasta caer rendida en mi mundo neutro y gris plomo.

Definitivamente me quedo con el gris excluido por el engreído arco iris, ni blanco ni negro, des de ahora mi apreciado gris.

Fotografia pròpia

dimarts, 20 de juny del 2017

Se resquebraja mi orden

Se resquebraja mi orden y me enervo cuando me asalta la sombra de lo imprevisible.
Enfurezco cuando dudo por un momento aunque haya repasado los pros y los contras al milímetro.
Me irrita cuando faltan páginas a la agenda y mojo mis zapatos nuevos en los charcos aunque la previsión meteorológica anunciaba sol radiante.
Porque todo es fácil bajo el cálculo metódico y el porcentaje de fallo es mínimo.
Porque corro una maratón de quehaceres para luego poder relajarme, y cuando tengo un respiro, me aburro.
Porque me aburre mi voz al escucharme y constatar mis contradicciones.
Porque odio la idea de mostrar mis puntos débiles entre renglones y distorsiono los mensajes para disimular, casi siempre sin éxito.
Y es que me enervo cuando se resquebraja mi orden y lo fortuito insiste en iluminar el sendero más largo con traviesas luciérnagas, mientras maldigo el tiempo perdido en encontrar el mejor atajo.
Pero me pica el gusanillo de lo repentino por más pisotones que dedique a aplastarlo con los zapatos mojados y las agujas del reloj perdidas en el atajo. Y es entonces cuando repentinamente hago lo opuesto a lo previsto y me enervo por resquebrajar mi orden a conciencia, mientras las mariposas de lo sorprendente ronronean por mi ajetreada agenda de tedios.



dijous, 8 de juny del 2017

Se me antojó

Se me antojó echarle menos años;
a la vida me refiero.
Yo que creía en su eterna juventud,
se desvaneció mi sueño
al apreciarle arrugas.

Se me antojó inodora;
a la vida me refiero.
Pero llegó a mi olfato el perfume
a corona de crisantemos
casi marchita.

Se me antojó indestructible;
a la vida me refiero.
Y no me atreví a acariciarla
al descubrir su esencia de cristal
y fragilidad innata.

Se me antojó inconcebible
a ésa que es innombrable.
Sí, a ésa…
a la muerte me refiero.
Aunque nunca dejó de acechar,
de acecharme y de aguardarla,
a la vida me refiero.

Se me antojó echarle menos años.
Se me antojó echarla de menos,
incluso antes de su deceso,
a la vida me refiero.




diumenge, 21 de maig del 2017

La bellesa finita

Arcadi

Si la bellesa no fos infinita, la trobaríem als teus ulls.
Naixeria a la pupil•la embolcallada pel blau de l'iris. I el final estaria al llagrimall, que en aigües marines bressolaria la teva mirada.
I si així fos, acusaríem a les parpelles de privar-nos de la Bellesa, en aclucar els teus ulls. Aleshores podríem dir que la bellesa no és infinita però sí intermitent.

dimecres, 26 d’abril del 2017

He caído en la cuenta

He caído en la cuenta de que hubo un día en que nos dejamos. Pero ni me dejaste tú a mí, ni yo a ti tampoco. A ver si me explico...
He caído en la cuenta de que llegó un momento en que nos olvidamos, nos perdimos. No es eso lo que quiero decir; deja que lo haga mejor...
Quisiera explicarte que en algún momento, no sabría decirte cuál en concreto, dejamos de ser los que fuimos. Éramos auténticos los dos, por separado, y brillábamos aun más juntos, como la constelación de nuestros sueños.
Éramos copos de nieve, tú y yo en distinta forma, pero contundentes, fríos en apariencia pero que al mirarnos nos deshacíamos formando un charco de agua en el que chipoteábamos como niños. He caído en la cuenta, justamente, de que perdimos a ese niño que llevábamos dentro. Tú el tuyo y yo la mía; mi niña, tu niña... He caído en la cuenta de que al mirar al cielo ya no vemos formas en las nubes. Ahora tan sólo vislumbramos nubarrones que nos tapan el sol, como los soles y las lunas que contábamos para esperar a vernos.
He caído en la cuenta de que nos convertimos en aquello que tanto odiábamos. Somos gente corriente, y ya no corremos detrás del arco iris.
Ahora que he caído en la cuenta, dime si estás dispuesto a volver a ser copo de nieve, a ver formas en las nubes y a correr tras el arco iris. ¿Volveré a ser tu niña? ¿Volveré a ser mi niña?


dimarts, 4 d’abril del 2017

La cursa del cargol

La cursa va començar a toc de xiulet. De sobte em va envair un temor immens i vaig trobar-me pujada a un cargol enorme i parsimoniós. Tots els corredors em passaven davant i el meu cavall anava deixant un rastre enganxifós per tota la pista, cosa que provocava les riallades del públic, que m’esquitxaven la cara amb la seva saliva.
Ara em veia des de dalt, com en un viatge astral, però molt i molt lent. I la imatge d'un genet sobre un cargol em resultava verdaderament patètica. Intentava donar cops a la closca de l’animal per incitar-lo a córrer, però em pesaven els braços i davant aquest esforç inútil, el públic encara esclatava més a riure. M'ensordien les seves riallades, però més encara el soroll que produïa el cargol a l'arrossegar-se, com un grinyol insofrible.
Era una situació totalment insuportable i el cap m'estava a punt d'esclatar, però imaginar un crani esmicolant-se sobre un cargol apàtic, em semblava el més indigne dels finals. I entre aquests pensaments inversemblants que m’assaltaven, els altres corredors ja es difuminaven en l'horitzó. Vaig mirar enrere i vaig angoixar-me encara més en veure la línia de sortida a tan sols un metre, que tot d'una creixia, blanca i encegadora, passant-me a davant fins a engolir-me.
Per si no fos suficientment traumàtic, el cargol va sortir de la closca i va arrencar a córrer, deixant en evidència que el pes que l'impedia córrer era el meu. Això va fer riure encara més al públic que ja singlotava. I jo, desolada, avergonyida i totalment desesperada, em vaig ficar dins la closca abandonada pel cargol, amb l’esperança de fer-me diminuta i, amb sort, invisible. Tot i tapar-me les oïdes dins la closca, sentia el riure malèfic del cargol, que des de la meta cridava: —Perdedora!
Em vaig despertar del malson amb les parpelles enganxades per una mena de bava fastigosa. Aquell dia no vaig sortir de casa; em refugiaria a la que era la meva closca particular.

Il·lustració: Christina Mrozik i Zoe Keller

dijous, 23 de març del 2017

Con el alma rota, la sonrisa tuerta y escamada la piel

Con el alma rota,
la sonrisa tuerta
y escamada la piel.
Sigo mis pasos
como autómata,
vagabunda del mundo;
chillando a pulmón
con la voz quebrada.

Fotografia pròpia

Y caigo
a gritos tartamudos
con huesos partidos,
sudor y escalofríos
bajo un sol que quema.
Desplomado
mi peso pluma,
derrumbada
rumbo a la muerte,
derribada al fin.
Y rezo a Dios
a cuerpo deshecho
y corazón fracturado;
ruego recomponga
mi esencia rajada,
mi karma rasgado
y mi alma rota.

dijous, 16 de febrer del 2017

En obrir els ulls

El dia que vaig obrir els ulls i vaig veure un món immens i amb tanta gent, vaig pensar que no me l'acabaria. Ara, que sóc tan gran, —ja tinc uns mesets de vida— crec que cap d'ells em podrà sorprendre —són tan previsibles!—.
Però m'ho he rumiat bé, mentre jugava amb els sonalls, i he decidit que els hi donaré una oportunitat a aquests humans. I si m'equivoco, no passa res, almenys em fan riure amb aquells gemecs, ridículs i sense sentit, que em dediquen. A més, no tinc res més a fer que mirar amb els meus ulls blaus...

Fotografia pròpia
Model: Arcadi

dissabte, 7 de gener del 2017

Avanzar

Siempre tuvo la tentación -pues la intención era en balde- de volver atrás. Incluso hubo un momento en que esta idea se reiteraba en su cabeza hasta llegar a ser un auténtico tormento. Aun sabiendo la imposibilidad de ello, la simple idea imaginaria, totalmente irreal y casi irrisoria, estaba presente en sus pensamientos desde que levantaba hasta acostarse. ¿Puede una sola idea hacer girar el propio mundo hasta crear un mundo propio?
Disimulaba increíblemente bien esta desazón delante de la gente. Nunca pensó en contárselo a nadie ya que no lo entenderían, y para qué perder el tiempo entonces, si de tiempo se trataba. Él sólo tenía tiempo para imaginar su retroceso en el redundante tiempo. Resolver lo no resuelto y probablemente irresoluble. Cambiar situaciones dolorosas o tal vez apaciguar ese desgarro para curar las cicatrices futuras, ahora presentes, palpables e igual de dolorosas. Y vuelta a revivirlo y, vuelta al deseo de la vuelta atrás en el tiempo. La casa llena de relojes marcando las horas y su repetida tarea de retroceder los minuteros. Maldito tiempo inútil, maldita la hora en la que erró, malditas las Horas.
Hasta el día en que un haz de luz en forma de idea cruzó por su pensamiento: ¿No cuesta menos avanzar cuando no hay vuelta atrás?
Y decidió avanzar, sin lastres, sin giros. Y avanzó, a paso firme y rápido.