Que tus pies hace tiempo que caminan solos sin obedecer órdenes ni impulsos. Ya no recuerdas cuál fue el primero y ni tan siquiera te preocupa cuál será el siguiente. Tú solamente, caminas...
Un paseo a base de asfalto plano o como mucho, grava, que resbala pero no peligras. Las piedras las esquivas, más que nada, motivado por la ley del mínimo esfuerzo.
Caminas y respiras. Tanto te da que sea aire puro como monóxido de carbono, pues al fin y al cabo, ya tienes los días contados.
Y ya que hablamos de cuentas... Si alguien te informa, atónito, de que dos más dos son cinco, asentirás más o menos convencido; no por falta de argumentos sino por ausencia absoluta de ganas.
Y en tu recorrido, no harás ni el intento de alzar la vista para seguir un icono. No tienes mitos a los que admirar y mucho menos crees que nadie deba imitarte. Los pedestales te dan vértigo, y el sendero sigue.
No te confundas, no es hastío, pero no gastes saliva en discutirlo si acaso dudan.
Un individuo que camina sin prisa ni pausa...
…y llegará un momento en que los momentos se agoten. Pero ahora mismo te importa poco, por no decir menos, por no decir: nada.
Fotografia: Adrian Schiegl |
"Quisiera que siempre fuera así -dijo él. -Siempre es sólo un momento -respondió ella." (Michael Ende)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada