Un racó en el que es permet somiar. Tanca els ulls i estén les ales...

diumenge, 5 d’octubre del 2014

A tu albedrío


Fotografia: Alfred Cheney Johnston



 

Hoy voy a ser la que quieras que sea:
tu droga, tu soga o tu panacea.
Seré tu amiga de abrazo incesante,
seré pasión, seré tu amante.
Puedo ser confidente, mirada al frente.
Puedo ser una brisa que acaricia tu risa.
Te puedo llevar a tierra prometida
y dejarte probar la fruta prohibida.
Podría ser un beso, o mejor un texto
en poesía libre o atada a la cama.
Una rama que brota
una flor de soslayo,
la que quieras que sea
la que fui en mes de mayo.
Te digo que hoy voy a ser lo que anhelas.
Aprovecha, pues mañana, me haré la estrecha.

MartinaH
 
 
 
 


 
Zona oscura del albedrío - Autor anónimo
 
 
Te advertí,
 
mis caderas pueden aparecer
como suaves dunas al atardecer,
junto a un pozo de agua fresca
invitándote a saborear sus dátiles.
Mis nalgas, mis pechos, mis labios,
mis ojos, también mis ojos,
saben orbitar esféricos y radiantes,
sin aristas,
en la libertaria gravitación del deseo.
 
No me encontrarás en falso ni de vacío.
 
Te advertí, no te confíes,
soy mujer de esquinas y páramos,
de besos color membrillo
y lengua de hiel y lejía.
No me creas nunca luna domesticada,
no saldrás indemne ni de mis cráteres
ni de mis silencios.
 
Y, ahora, ya sabes que queman,
con la misma intensidad
mis incendios y mi escarcha.
Y no siento indiferencia en tu precipicio,
lo conozco de primera piel.
 
Porque nunca llegarás al último trago
para vaciar la lluvia del recuerdo,
quizás un día, unos segundos tal vez,
en una pausa de desencanto,
entre tu ebriedad y tu delirio,
en la distancia de la nostalgia fría,
escribirás unos versos para gritar
que sí
que también nos vivimos.
Y esa melodía descarnada
me hará estremecer unos segundos,
tal vez.
Serán palabras oscuras
de noche y de tango,
sin lágrimas ni olvido.
 
Necesitabas tu espejo, tu bastón blanco
del ciego que ahoga sus ojos
en el vómito de su propia nada
cuando se atreve a alzar la mirada
más allá de sus genitales.
 
No supiste escuchar mis nubes
ni mis ausencias.
Yo no espero ni a la muerte.
 
Encontraste la puerta de entrada
a mi laberinto,
pero nadie te aseguró que hubiese
una puerta de salida.
Y sigues ahí, esperando a una araña
que no come moscas.
 
Es tu laberinto ahora,
apenas queda de mí
un perfume lejano
en tus venas...


Autor anònim

7 comentaris:

  1. lo encuentro mui bonito
    mejor pelota que un pito

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  2. El destinatari d'aquest poema, que no perdi el temps, i que vingui prest als teus braços.

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    1. No té cap direcció aquest poema. Diguem que és un exercici, més o menys literari, de picardia.

      Però gràcies pel desig i per l'atenta lectura, com sempre, Xavier!

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  3. Carai, parece la entrada de una hipoteca.

    Da yuyu! Ni las sirenas en el viaje de Ulises lo cantarariam mejor

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    1. Me parece interesante, y me agrada, la comparación del texto con el seductor y peligroso canto de las sirenas de Ulises.

      Gracias por la visita, navegante Enrique!

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  4. Creo que siempre eres todo eso , solo que esta vez Cheney escribió , en blanco y negro, aquello que tu voz escribe en colores.

    Un abrazo.

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    1. Reconozco ignorar quién es este Cheney al que nombras. Tras alguna búsqueda me ha parecido deducir que te refieres a un músico que escribió sobre la el virtuoso canto de los pájaros.
      Si mi voz escribe en colores, será porque las paletas están en los ojos de los que me leen...

      Una abraçada.

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