Reconozco que llevo anclado el reloj en la muñeca su hora con cinco minutos de adelanto porque no me gusta llegar tarde ni que me esperen, pero detesto esa esclavitud y me gustaría poder hacer con las horas un bizcocho con pasas y demoras; para llevarme la contraria me gustan las estaciones de tren abandonadas y sus saleas de espera desesperadas de estar llenas de manchones y pintadas.
Ya que la cosa va de reconocimientos y/o confesiones... reconozco que yo no sólo llevo anclado el reloj a mi muñeca, sinó también tatuado, junto al teléfono móvil en la mano. Aunque como tú, lo detesto, y con gusto me comería ese bizcocho de pasas, demoras y compromisos.
Jo també.
ResponEliminaJa som dos, doncs.
EliminaGràcies, Helena.
Reconozco que llevo anclado el reloj en la muñeca su hora con cinco minutos de adelanto porque no me gusta llegar tarde ni que me esperen, pero detesto esa esclavitud y me gustaría poder hacer con las horas un bizcocho con pasas y demoras; para llevarme la contraria me gustan las estaciones de tren abandonadas y sus saleas de espera desesperadas de estar llenas de manchones y pintadas.
ResponEliminaUn petóh a deshores
Ya que la cosa va de reconocimientos y/o confesiones... reconozco que yo no sólo llevo anclado el reloj a mi muñeca, sinó también tatuado, junto al teléfono móvil en la mano. Aunque como tú, lo detesto, y con gusto me comería ese bizcocho de pasas, demoras y compromisos.
EliminaUn besoh a contrareloj.